La variabilidad es la característica distintiva de la tartamudez. Un mismo individuo con tartamudez presenta variaciones en la fluidez del habla a lo largo de un mismo día. Por ejemplo, puede presentar periodos de mucha fluidez en la mañana y conforme progresa el día aparecen mayor cantidad de eventos disfluentes. Dicho esto podemos concluir que la tartamudez no es estática. Esta característica es primordial a la hora de determinar la evolución del progreso del paciente; esto ya que la aparición de momentos de disfluentes más marcados pudiera suponer que el tratamiento no funciona. ¡Nada más lejos de la realidad!
Es el conocimiento de la variabilidad lo que nos permite a los clínicos que manejamos el tratamiento de la tartamudez utilizar otros medios para realizar conclusiones sobre el progreso. Observaciones acerca de la aceptación sobre la condición, la minimización de las evasiones, el desarrollo de actitudes positivas sobre su rol como comunicador y más importante aún, lanzarse a oportunidades de habla con o sin disfluencias, son algunos de los elementos que se toman en cuenta.
Pero, ¿qué ocurre cuando el paciente espera que el tratamiento trabaje únicamente con su fluidez? Es de esperar que cuando la persona con tartamudez solicita servicios terapéuticos persiga tartamudear menos. El tratamiento siempre incluirá técnicas para manejar los eventos disfluentes, sin embargo, el propósito de estas técnicas es modificar la tartamudez y ofrecer herramientas de habla al paciente para que utilice en los momentos que sienta que no tiene control de su habla. Trabajar únicamente la fluidez es concentrarse en la punta del “iceberg” y obviar las manifestaciones profundas como el aislamiento, el silencio y las evasiones de oportunidades de libre comunicación. Dado a lo antes expuesto es importante concluir lo siguiente:
el paciente debe ser orientado y educado en las primeras intervenciones para el desarrollo de expectativas reales sobre el tratamiento.
las disfluencias son la cara visible de la tartamudez, sin embargo, las manifestaciones profundas que se desencadenan son las que requieren de nuestra principal atención en terapia.
restar el foco a la fluidez ayuda a nuestro paciente a lanzarse a más y mejores oportunidades de comunicación con y sin disfluencias.
Las técnicas ayudan al paciente a manejar las disfluencias, pero este no está obligado a usarlas si no desea. El foco de las técnicas en la terapia es el modelaje y práctica para su uso correcto en situaciones de habla.
la variabilidad de la tartamudez debe siempre considerarse para evitar considerar la fluidez
como el único indicador de progreso.
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